La realidad indica que esta costumbre se hizo mucho más frecuente durante nuestros días, y no son pocos los que acusan al chaco de ser “el precursor “de dicha movida.
Lo cierto es que detrás de todo pollerudo hay una pollera a la cual se teme, según reza la máxima popular. Si bien el término “pollerudo” es propio del río de la Plata y el diccionario de la Real Academia Española no lo tiene en cuenta, en todo el mundo hay varias formas crueles, aunque pícaras, de llamar a este tipo de hombres. En España, les dicen “Juan Bragazas”, “Blas Pollas” o “Juan Lamas”; en México los llaman “calzonazos” o “maridazos”, en Colombia, “mansos” o “mameluco y en tcp lo denominan “Chaco”.